El tema principal que articula la República es la justicia; así lo reconocen Sócrates y sus interlocutores repetidas veces. Quien se acerque por vez primera a ella quizá sienta cierto desconcierto por su heterogeneidad. Encontrará largas disquisiciones sobre la educación, una crítica a la poesía y una reflexión sobre la música, observaciones acerca de la naturaleza y funciones de las mujeres y una teoría de la ciencia, referencias más o menos explícitas a las Ideas y sutilísimas consideraciones psicológicas y políticas sobre los procesos de transformación de las almas y de las formas de gobierno. Leerá, asimismo, páginas de contenido teológico y páginas de análisis social... Todas estas, y aún otras digresiones tratan de responder a la pregunta ya planteada en Gorgias, 500 c: ¿cómo hay que vivir? Con palabras de la República: debe encontrarse «una manera de conducirnos en la vida, guiándonos por la cual cada uno de nosotros pueda vivir una vida más provechosa» (344e), lo cual exige a su vez plantear la cuestión de la justicia, porque no es infrecuente escuchar que el injusto es más dichoso que el justo y en el mundo griego nadie dudaba de que todos deseamos ser felices.
Apuleyo ( s. II d. C.), africano, como muchos escritores latinos de su época, abogado brillante y viajero empedernido, escritor en prosa y verso, manipulador de todos los géneros literarios, filósofo “platónico” por dedicación y mago por acusación, espíritu curioso e inquieto como los mejores de su tiempo, nos dejó para deleite de las generaciones, alivio de caminantes y entretenimiento de filólogos, la mejor novela (hermana mayor de todas las milesias antiguas) de toda la antigüedad clásica. Su Lucio, el protagonista, disfrazado bajo las largas orejas y la piel coriácea del asno más inquieto e impertinente que ha recorrido los senderos de Tesalia, ha sido testigo de todos los dolores del corazón humano y ha sufrido, en su carne, el efecto de todas las injusticias, pero, al final del camino, ha encontrado la paz entre los brazos de Isis, la diosa que responde a todas las advocaciones y subyace bajo el nombre de todas las diosas. He aquí una obra que, siguiendo la recomendación, hoy tan en boga, de la lectura plural del texto, presenta múltiples lecturas. En todas ellas el entretenimiento y el solaz, como dice el protagonista al comienzo de su andadura, están garantizado
El presente volumen presenta traducidas las fábulas completas de Fedro y Aviano. La importancia de Fedro (siglo I d.C.), como en otro tiempo la de Esopo, reside en haber elevado la fábula, hasta el momento presente como ingrediente auxiliar en otros géneros literarios como la sátira, a género literario autónomo. Consciente de que su obra es muy modesta y él un poeta menor, elige un género humilde para convertirse en la voz de la protesta impotente de los débiles. Por lo demás, aunque algunas de sus fábulas son traducción de las de Esopo, Fedro es un poeta original, que amplía y contamina temas tradicionales, creando fábulas totalmente nuevas que contienen elementos de crítica y de sátira contra la sociedad y la moral propias de la época. Aviano (siglos IV-V d.C.) compuso cuarenta y dos fábulas en distintos elegíacos. De menor valía literaria que la de Fedro y de estilo más barroco, la suya es una obra repleta de calcos léxicos y sintácticos de los poetas clásicos. A diferencia de Fedro, gozó de inmensa fortuna en la Edad Media.
Plauto es conocido sobre todo como el primer dramaturgo de la historia de la literatura occidental y, en consecuencia, fuente inagotable de imitación para autores posteriores, llámense Molière o Lope de Vega. En él cabe destacar no sólo su formidable universo imaginativo y el genio creador de un lenguaje propio, sino también el haber sido artífice de la primera revolución escénica conocida frente a un género, el teatro griego, ya consagrado. El presente volumen de comedias, tercero publicado en esta colección, incluye nuevas traducciones anotadas de "El gorgojo", "El ladino cartaginés", "Las tres monedas" y "El fiero renegón", acompañadas de un estudio introductorio que sitúa al autor y su obra en su contexto histórico.
En el ámbito cultural, uno de los hechos más relevantes para entender y explicar la literatura latina de los siglos primero y segundo del Imperio es la extensión de la escuela como vehículo de transmisión de conocimientos universales, no sólo romanos; es la encargada de asegurar el interés y la enseñanza (cura et disciplina) del saber (scientia) especificado en los términos de erudición y educación (eruditioinstitutioque) en las artes liberales. A este propósito, las Noches áticas de Aulo Gelio es el mejor exponente del saber enciclopédico que caracteriza la nueva urbanitas. Gramática, ciencia natural, literatura, historia, instituciones jurídicas, políticas y religiosas completan los veinte libros de Aulo Gelio y hacen de su obra una de las más citadas en todos los tiempos, una fuente imprescindible del saber antiguo.
El presentelibrorecoge los contenidosrecogidos en el nuevocurrículo de la asignatura de Latín de 1.º y 2.º de Bachillerato. Se incluyennumerosasactividades de distintotipo (gramaticales, léxicas, comentarios de texto...) queayudarán al alumno a fijar y profundizar lo desarrollado en los apartadospropiamenteteóricos.
El presente libro recoge los contenidos recogidos en el nuevo currículo de la asignatura de Latín de 1.º y 2.º de Bachillerato. Además del solucionario y la programación completa de la asignatura que se recogen en el libro, se incluye un CD que contiene muestras de exámenes, numerosas transparencias, actividades de ampliación y presentaciones interactivas.